
Cuando se promulgó la Ley 13.756/2018 en diciembre de 2018, Brasil entró oficialmente en la era del juego online. La ley legalizó las apuestas de cuota fija y otorgó al Ministerio de Hacienda la facultad de regular y licenciar a los operadores. Lo que los legisladores no previeron fue que la demora en la regulación generaría uno de los mayores auges digitales no regulados de la historia del país: una oleada de juegos fraudulentos que captó a millones de jugadores antes de que el gobierno pudiera intervenir.
Entre 2018 y 2023, Brasil contaba con una ley, pero carecía de un sistema regulatorio efectivo. No se emitían licencias, no se realizaban auditorías ni se aplicaban normas de cumplimiento. En ese vacío legal, operadores extranjeros y proveedores de software no verificados inundaron el mercado brasileño. Introdujeron juegos falsificados : versiones clonadas de juegos reales que lucían idénticas, pero que funcionaban con generadores de números aleatorios (GNA) no verificados y servidores no autorizados.
Para el jugador promedio, era imposible distinguir entre una tragamonedas o una ruleta real y una falsa. Estos juegos se propagaron rápidamente por internet, a menudo integrados en transmisiones de influencers, canales de Telegram y sitios web de casinos que los imitaban. Según datos de IDnow 2022 (un informe de IDnow GmbH, proveedor europeo de verificación de identidad de confianza, que analiza los patrones globales de juego online y su cumplimiento normativo), Brasil representaba más del 20 % del tráfico global de juego online a pesar de carecer de regulación operativa. El país se había convertido, inadvertidamente, en un foco mundial de juegos fraudulentos.
Cinco años después, en diciembre de 2023, se promulgó la Ley 14.790/2023 para cerrar definitivamente la laguna legal. Esta ley amplió el marco legal de 2018, legalizando tanto las apuestas deportivas como los juegos en línea, definidos como juegos electrónicos cuyos resultados dependen de la generación aleatoria de números o símbolos. Según la nueva ley:
Fue el primer intento integral de Brasil por separar los juegos reales de los juegos falsos. Pero para entonces, estos últimos ya se habían arraigado profundamente en la cultura del juego en línea.

Actualmente, Brasil cuenta con al menos 20 millones de apostadores activos, y la cifra real podría acercarse a los 40 millones, según analistas como Regulus Partners y EY. A pesar del nuevo marco legal, cerca de la mitad de la actividad de juegos en línea todavía se desarrolla en plataformas sin licencia, donde proliferan los juegos fraudulentos. Estos títulos no verificados suelen prometer pagos más rápidos o apuestas mínimas más bajas, ocultando su falta de imparcialidad y transparencia. Esta dualidad —un sector con licencia en auge y un vasto mercado no regulado— define el ecosistema de juegos en línea de Brasil.
A diferencia de los juegos de casino en línea con licencia, que se someten a pruebas independientes, los juegos fraudulentos operan sin verificación. Pueden estar programados para reducir los pagos, manipular las probabilidades o retener las ganancias. Dado que suelen imitar el diseño de los juegos legítimos, los jugadores pueden no darse cuenta de que están jugando una versión fraudulenta hasta que es demasiado tarde. El resultado es una erosión gradual de la confianza en todo el mercado, incluso hacia los operadores legítimos. Estos juegos fraudulentos también exponen a los jugadores a otros riesgos, como el robo de datos, el malware y los modelos manipulados que simulan situaciones de casi victoria para mantener a los usuarios jugando durante más tiempo.
En este entorno, Gamecheck desempeña un papel fundamental como sistema de verificación independiente para juegos de casino en línea. El sello de Gamecheck Es una señal visible de juego limpio: prueba de que los juegos seleccionados han sido probados y confirmados como juegos reales en funcionamiento por sus proveedores de juegos originales.
Las comprobaciones de Gamecheck incluyen:
En un mercado donde los títulos clonados siguen estando muy extendidos, esta capa de verificación ayuda a los jugadores a tomar decisiones informadas. Así es como la transparencia se convierte en protección.
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Ante el endurecimiento de la regulación, el gobierno brasileño ha introducido medidas de exclusión para proteger a los grupos vulnerables. Alrededor de 50 millones de beneficiarios de ayudas sociales (incluidos los de Bolsa Família y BPC) tendrán bloqueado automáticamente el acceso a las plataformas de apuestas autorizadas. Sin embargo, se estima que 5 millones de estas personas ya apuestan en línea. Esta restricción podría, involuntariamente, empujarlos hacia plataformas de casino fraudulentas, que operan sin supervisión y carecen de herramientas o garantías de juego responsable. Esta tensión política —proteger a los grupos vulnerables sin impulsarlos hacia entornos no regulados— sigue siendo uno de los mayores desafíos para los legisladores brasileños.
El auge de los casinos en línea en Brasil comenzó con la Ley 13.756/2018, pero su verdadera estabilización depende de la aplicación efectiva de la Ley 14.790/2023. Tras años de crecimiento sin regulación, el país se esfuerza ahora por ponerse al día con un ecosistema de juegos fraudulentos que maduró mucho antes de que existiera la supervisión. Con decenas de millones de jugadores, el desafío ya no es simplemente la legalización, sino la integridad.
En esta lucha, Gamecheck no solo es útil, sino esencial. Al combinar investigación basada en evidencia, colaboración con proveedores y el sello Gamecheck SEAL respaldado por blockchain, Gamecheck ayuda a reconstruir la confianza en uno de los mercados de casinos en línea más complejos y de mayor crecimiento del mundo.